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Descubre qué es la huella de carbono y por qué debes reducirla

Ir al trabajo, al gimnasio o a un concierto. Hacer compras online. Encender el interruptor de la luz y leer un libro. Coger un avión para ir de vacaciones, mandar un e-mail, etc. Todas y cada una de nuestras acciones dejan un rastro en forma de gases en el planeta (los famosos gases de efecto invernadero GEI).

Nuestras acciones dejan huella de carbono en forma de emisiones de CO2

De igual manera, todas y cada uno de las actividades y procesos realizados por las empresas para generar los bienes y servicios que consumimos también dejan un rastro. La buena noticia es que este rastro (esta huella) puede calcularse, medirse y lo más importante: puede reducirse.

Reducir la Huella de Carbono es vital ante el aumento poblacional que se avecina.

Porque:

+ población = + emisión, pero = recursos

¡Y esta fórmula no funciona!

Según la ONU (https://www.un.org/es/un75/shifting-demographics) en el año 2050 la población mundial se habrá incrementado en 2.000 millones de personas. Este incremento es inasumible si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero al ritmo actual, ya que estos gases tienen un impacto directo en el calentamiento del planeta. Y nuestro planeta tiene un tope.

El cálculo de la huella de carbono que genera nuestra actividad, es decir, la consecuencia de nuestra actividad en forma de emisiones de CO2, es una herramienta fundamental para reducir las emisiones de CO2. Y hacer este cálculo es importante, con el posterior compromiso de reducción de las emisiones mediante la elaboración de un manual de buenas prácticas y con la intención futura de compensar, las no evitables, mediante un proyecto forestal que absorba ese CO2.

¿Qué es la huella de carbono?

La Huella de Carbono (HC) es un indicador que mide el impacto que provocan las actividades del ser humano sobre el medio ambiente. Conocer ese dato nos hace poder tomar conciencia del impacto de nuestra actividad en el planeta y tomar medidas.

La Huella de Carbono es un indicador que mide el impacto que provocan las actividades del ser humano sobre el medio ambiente

Por ello el objetivo de su cálculo es desarrollar un marco estratégico para gestionar las emisiones de carbono e integrar esta gestión dentro de las prácticas empresariales y en la actividad cotidiana de las personas.

Es importante saber que no podemos reducir a cero las emisiones de CO2 que generamos, por ello en Foresfy, el plan de reducción se complementa con una propuesta de compensación, a través de creación y mejora de bosques.

El objetivo de la gestión de la HC es proporcionar bienes y servicios a un precio competitivo, que satisfaga las necesidades humanas y la calidad de vida, al tiempo que reduzca progresivamente el impacto ambiental, hasta un nivel compatible con la capacidad de carga estimada del planeta.

Como toda gestión, la determinación de la HC debe llevar implícito un proceso de mejora continua. De esta forma, un primer estudio de esta naturaleza probablemente encuentre una serie de deficiencias en la manera en que una persona actúa o una empresa opera. Corregir paulatinamente estas acciones es parte de la gestión de la HC que debe implementar la ciudadanía o la organización.

¿Cómo se produce la huella de carbono?

La huella de carbono se genera con la actividad del ser humano, bien sea en la cotidianeidad de un ciudadano, en una organización, en un evento, en la creación de un producto.

La huella de carbono se genera con la actividad del ser humano.

La HC puede ser por el consumo de energía en el domicilio y/o en las instalaciones de empresas u otras entidades, los viajes, otros recursos utilizados como, por ejemplo, el papel.

¿Cómo afecta la huella de co2 al medio ambiente?

El cambio climático es, en la actualidad, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la sociedad. La creciente emisión de gases de efecto invernadero (GEI), ha provocado una complicada situación cuya solución está en manos de todos.

Según la Comisión Europea el principal motor del cambio climático es el efecto invernadero. Algunos gases de la atmósfera terrestre actúan de forma parecida al cristal de un invernadero: retienen el calor del sol e impiden que escape al espacio, provocando así el calentamiento global.

El CO2 producido por la actividad humana es el principal responsable del calentamiento global.

Muchos de esos gases de efecto invernadero se producen de forma natural, pero debido a las actividades humanas, las concentraciones de algunos de ellos están aumentando en la atmósfera, sobre todo las de dióxido de carbono (CO2), metano, óxido nitroso, gases fluorados…

El CO2 producido por la actividad humana es el principal responsable del calentamiento global. En 2020, su concentración en la atmósfera había aumentado hasta un 48 % por encima de su nivel preindustrial (antes de 1750).

Otros gases de efecto invernadero son emitidos por las actividades humanas en cantidades menores. El efecto invernadero del metano es mayor que el del CO2, pero el ciclo de vida de este gas en la atmósfera es más breve. El óxido nitroso, al igual que el CO2, es un gas de efecto invernadero que se acumula en la atmósfera durante décadas o siglos. Los contaminantes distintos de los gases de efecto invernadero —incluidos aerosoles como el hollín— tienen efectos de calentamiento y refrigeración diferentes y también van asociados a otros problemas, como la mala calidad del aire.

Se calcula que las causas naturales, como los cambios en la radiación solar o la actividad volcánica, han contribuido en menos de 0,1 °C al calentamiento total entre 1890 y 2010.