Créditos de carbono: Conoce su utilidad, precio, objetivos y el mercado de compra venta
Existen dos mercados: el mercado de conformidad o regulado, enmarcado en reglas internacionales definidas en el Protocolo de Kioto, y el mercado voluntario, que no se encuentra regulado y que canaliza las transacciones de créditos de carbono en el sector difuso (actividades no sujetas al comercio de derechos de emisión).
Mercado regulado o de conformidad
Es el mercado utilizado por empresas y países que, por ley, tienen que rendir cuentas de sus emisiones de GEI. Se regula mediante regímenes obligatorios de reducción de carbono, ya sean nacionales, regionales o internacionales. Los sectores regulados que participan de este mercado son el de la energía, producción y transformación de metales férreos, industrias minerales, fabricación de pasta de papel, papel y cartón.
El mercado regulado sirve para compensar la huella de carbono de las organizaciones que están obligadas por ley a cumplir con un cupo de derechos de emisión y está regulado mediante planes de reducción del carbono a nivel internacional, regional y subnacional, como el Mecanismo de Desarrollo Limpio regulado por el Protocolo de Kioto, el Plan de Comercio de Emisiones de la Unión Europea (EU-ETS) y el Mercado de Carbono de California. Los créditos de carbono de este mercado cotizan en bolsa. Este tipo de proyectos se ejecutan en países contemplados en el Anexo II del Protocolo de Kioto, que son países en vías de desarrollo.
Existe otro mecanismo de flexibilidad, el de Implementación Conjunta, en el que un país del Anexo I desarrolla un proyecto en otro país del Anexo I (países desarrollados), pero la realidad es que estaba previsto (y así ha sucedido) que este tipo de proyectos se llevaran a cabo solamente en las economías de transición (Rusia, países del Este). Los proyectos implementados de este tipo de mecanismo van en la línea de las tecnologías renovables: plantas hidroeléctricas, de energía solar, fotovoltáica o eólica, proyectos de biocombustibles y demás proyectos en esta línea. No se contemplan, por ahora, los proyectos forestales.
Las emisiones y reducciones de CO2 se miden en bonos de carbono o CERs (Certificado de reducción de emisiones), y equivalen a toneladas de CO2. Estos bonos o CERs se generan en la etapa de ejecución del proyecto; y se extienden una vez acreditada dicha reducción. Los proyectos que deseen ofrecer CER en el mercado tendrán que conseguir que sus reducciones de emisiones sean validadas por Entidades Operacionales Designadas (validadores y verificadores) y registradas por la Junta Ejecutiva del Mecanismo de Desarrollo Limpio para garantizar que se consigan reducciones de emisiones reales y medibles.
Hay varios tipos principales de créditos en el mercado regulado según el procedimiento utilizado: EUA (europeos), ERU (Emissions Reduction Unit), RMU (Removal Unit (Afforestation & Forestation)) y CER (Certified Emission Reduction).
Los europeos (EUA) se regulan a través del Régimen de Comercio de Derecho de Emisión de la UE (RCDE), establecido mediante la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo. Los Derechos de emisión participan del mercado mediante (1) asignación gratuita a las empresas y organizaciones que están contempladas como sector regulado, es decir, que tienen obligatoriedad de cumplir unos objetivos de emisiones; o (2) mediante subasta regulada mediante el Reglamento (UE) Nº 1031/2010 de la Comisión, de 12 de noviembre de 2010 con el objeto de controlar la demanda y oferta de los derechos de emisión.
Por último, los créditos generados en el mercado regulado que supongan un exceso de los derechos de emisión adjudicados, pueden ser vendidos en el mercado secundario, al ser activos transferibles.
Mercado voluntario internacional
Los mercados voluntarios comprenden las transacciones de créditos de carbono que no están registradas por una obligación regulatoria de cumplir una meta de reducción de emisiones de GEI. Son adquiridos principalmente por el sector privado, motivado principalmente por Responsabilidad Social Corporativa (RSC), la reputación y los beneficios ambientales y sociales.
El mercado voluntario, trabaja con créditos de Reducción Verificada de las Emisiones de carbono (VERs), con el objetivo de neutralizar la huella de carbono de los sectores difusos (no regulados). Estos créditos serán cedidos a cambio de una determinada cantidad monetaria a organizaciones de los sectores difusos, que contribuyen así a financiar actuaciones de mitigación del cambio climático y mejora del medio ambiente.
En el último informe del Grupo de Trabajo sobre la Ampliación de los Mercados Voluntarios de Carbono (TSVCM) se determina que la protección y la restauración de la naturaleza pueden proporcionar al menos el 30% de todas las medidas globales necesarias para evitar los peores escenarios climáticos, además de que las compensaciones basadas en la naturaleza aportan beneficios adicionales que van más allá de la mera reducción de las emisiones de carbono, incluyendo el hábitat de la vida silvestre, la regulación del agua dulce y los medios de vida sostenibles.
En este informe se afirma que los mercados de carbono voluntarios son necesarios para conseguir el objetivo de cero emisiones en 2050.
Cabe destacar el papel de Verra en los mercados voluntarios. Verra es una organización internacional que establece un marco para el apoyo de la acción climática a través del desarrollo de estándares y herramientas que evalúan los proyectos de mitigación al cambio climático en todo el mundo.
El programa de Verra VCS (por sus siglas en inglés Verified Carbon Standard, o lo que es lo mismo Estándar de Verificación de Carbono) permite certificar proyectos y transformar las absorciones y reducciones de carbono que generan esos proyectos en créditos de carbono (VCU, Verified Carbon Units) para su venta en el mercado voluntario. Juega un papel importante en el mercado voluntario de carbono, pues actualmente es el programa voluntario más reconocido en el mundo, con cerca de 1.600 proyectos registrados en un total de 82 países. Según el último informe de Verra, la tendencia del registro de proyectos tipo AFOLU está creciendo considerablemente desde el año 2019.
El Programa CCB (Climate, Community and Biodiversity por sus siglas en inglés), también de Verra, evalúa los proyectos que generen un impacto positivo en la mitigación del cambio climático, comunidades locales y la biodiversidad. Puede ser utilizado de forma conjunta con el Programa VCS, e forma que los créditos generados obtienen una etiqueta CCB, poniendo en evidencia que el proyecto no solamente retira emisiones de GEI de la atmósfera, sino que lo hace a través de un proyecto que genera un impacto positivo y duradero en las comunidades locales y en la biodiversidad.
Cabe mencionar también el Programa SD VISta (Sustainable Development Verified Impact Standard), que establece las reglas y criterios para diseñar, implementar y evaluar proyectos que se espera que tengan impacto positivo en desarrollo sostenible.
Otro esquema de los mercados voluntarios de carbono es Gold Standard, también con una alta reputación a nivel internacional. En este caso se generan y comercializan unidades de Reducción de Emisiones Voluntarias GS VER (Gold Standard Voluntary Emission Reductions). En la actualidad, este estándar exige ciertos requisitos para evitar la doble contabilidad que impide el desarrollo de proyectos en España bajo su esquema.
Mercado voluntario nacional
En el contexto nacional, existen distintas iniciativas de compensación de emisiones dentro del ámbito de los sectores difusos que configuran mercados voluntarios alternativos al mercado voluntario internacional. Cada uno de estos mercados tiene sus propias normas pero, en general, los requisitos son más laxos que los exigidos en el mercado internacional.
Las iniciativas nacionales se pueden resumir en:
Iniciativas públicas
- MITERD: en 2014 se creó el Registro Nacional de huella de carbono regulado por el Real Decreto 163/2014, de 14 de marzo en el cual se establece la posibilidad de compensar emisiones mediante proyectos forestales. Este Registro Nacional sirve como marco para un mercado de carbono nacional en el cual una organización puede compensar, reducir y compensar sus emisiones y beneficiarse de un paraguas institucional a la hora de comunicar sus compromisos medioambientales, aportando una plataforma común y un marco administrativo y legal que dota de credibilidad a las actuaciones voluntarias. Existen otros instrumentos como el Fondo de Carbono para una Economía Sostenible (FES-CO2) que se crea mediante el artículo 91 de la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible. Este instrumento de financiación climática se centra en proyectos energéticos que permitan la reducción de emisiones del sector difuso, no permite proyectos forestales por el momento.
- Registros regionales: algunas comunidades autónomas están desarrollando sus propios registros que funcionan como mercados de carbono de ámbito regional. Su funcionamiento es similar al Registro Nacional, aunque cada uno tiene sus propias particularidades. Algunas comunidades que están desarrollando sus propios registros son: Baleares, Asturias, Andalucía (SACE), Cataluña, Murcia (RSCO2) y Canarias.
Proyectos Europeos
Existen diversos proyectos europeos que están desarrollando aspectos innovadores para los mercados voluntarios que los mercados institucionales no contemplan todavía. Así, proyectos como el LIFE FOREST CO2 han desarrollado metodologías para llevar a cabo proyectos de absorción de emisiones mediante la gestión forestal. Existen otros proyectos como el LIFE CLIMARK que están desarrollando actualmente metodologías para elaborar créditos ambientales que tengan en cuenta otros aspectos más allá del carbono, como la disminución del riesgo de incendios, la regulación hídrica o la biodiversidad.
Iniciativas privadas
Existen en España algunos sellos privados de cálculo, reducción y compensación de emisiones, como huellacero, que surgieron antes de que se estableciera un marco institucional. Son proyectos pioneros que desarrollaron un marco y sirvieron de inspiración a las iniciativas institucionales. Desde la creación del Registro Nacional de Huella de Carbono, parte de estos sellos privados se reconvirtieron para gestionar proyectos de dicho registro. Algunos, como huellacero, siguen manteniendo la actividad centrándose principalmente en aquellos aspectos que el Registro Nacional aún no contempla, como la huella de carbono de eventos o proyectos de absorción de gestión forestal.